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Volver a la página anteriorLa suavidad es clave para la eficiencia. Tu coche solo dará lo mejor de sí si está en perfecto estado. Asegúrate de mantener los neumáticos correctamente hinchados, de cambiar regularmente el aceite y los filtros y de pasar las revisiones periódicas en un taller ŠKODA autorizado.
Cuando el coche avanza por su propia inercia no consume combustible y, si levantas el pie del acelerador demasiado pronto, puedes volver a acelerar antes de que el coche se detenga por completo. Los atascos no solo suponen una pérdida de tiempo sino también de dinero ya que aumentan el consumo de combustible. Utiliza los sistemas de navegación del ŠKODA y la información sobre el tráfico de los servicios ŠKODA Connect para evitarlos.
Los frenos transforman la energía en calor. El sistema de recuperación de energía recupera parte de esta energía y ahorra el combustible que, de lo contrario, se utilizaría para mantener el motor al ralentí. Un motor al ralentí consume combustible por lo que te recomendamos que lo apagues si permaneces parado durante periodos prolongados de tiempo.
Circular con el motor a muchas revoluciones aumenta la resistencia aerodinámica y las pérdidas por fricción. Los actuales propulsores turboalimentados alcanzan el par motor máximo a bajo régimen, por lo que no es necesario revolucionar el motor. Como alternativa, puedes confiar en el sistema de recomendación de marcha de tu ŠKODA.
Cada kilogramo cuenta, así que no cargues tu coche con elementos innecesarios. Cierra las ventanillas y retira el portabicicletas o el cofre de la baca cuando no los utilices. Aprovechar el rebufo de los coches o camiones que te preceden puede reducir notablemente el coeficiente aerodinámico y, por consiguiente, el consumo de combustible.